Desde hace años, pero especialmente desde la lucha contra el bulevar de 2014, vengo escuchando, y diciendo, que Gamonal es un barrio lleno de dignidad. Y lo mantengo. Pero no podemos negar que, por supuesto, existen determinadas personas y entes en él que continúan arrimados al poder corrupto de nuestra ciudad. Hay quienes continúan lamiendo las botas del ayuntamiento esperando que caigan algunas migajas para sí mismo o para el colectivo que dirige, ya sea una peña o una asociación, fundamentalmente. Basta con recordar cómo el «Consejo de Barrio», formado por asociaciones y peñas de Gamonal, apoyó mayoritariamente en el pasado el proyecto de parking subterráneo en Eladio Perlado y el propio bulevar de la calle Vitoria, pese a la manifiesta oposición que existía entre los vecinos y vecinas. Algunas asociaciones se mantuvieron dignas, pero otras siempre han seguido ese refrán castellano que reza «No muerdas la teta que te da de mamar».

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Y es que las «autoridades», por muy corruptas y caciquiles que sean, siempre encuentran quien les apoye, quien les saque la cara. De eso saben mucho Javier Lacalle y Ángel Ibáñez, que saben jugar sus cartas condicionando subvenciones y ayudas al apoyo que se muestre. Saben premiar a los fieles y castigar a los tibios u opositores. Tuvieron un gran maestro, aquel alcalde Cabezón que tuvo que ser inhabilitado en 1992 por corromperse ante Antonio Miguel Méndez Pozo y que tenía por costumbre pasarse los días entre los peñistas, haciéndose un «hombre del pueblo» siempre y cuando se le mostrara obediencia y pleitesía. Eso sí, parece que el PP le agradeció los favores prestados y le convenció de que dimitiera tras una generosa gratificación. Así que, con estos antecedentes de impunidad, la continuidad de la corrupción está asegurada en nuestra ciudad – y tantas otras.

Pues bien, tras la lucha contra el bulevar, tras esa insurrección del barrio, el PP sigue teniendo quien le ampare y quien le ayude a remontar las pérdidas de apoyos en Gamonal. Al igual que en el pasado, la Asociación de Vecinos de la plaza San Bruno se muestra dispuesta a echarle un cable con una remodelación exprés de ese espacio público, por supuesto sin reunir a quienes viven allí. Puede parecer algo anécdotico, pero no. ¿Por qué resulta tan sangrante?

Pues bien, existen varios motivos. Por un lado, el historial de corrupción de esta plaza, tan maltratada por los sucesivos ayuntamientos de SI y PP. Pese a que el Ayuntamiento ha cometido numerosos y graves atropellos urbanísticos, parece que los directivos de esta asociación siguen convencidos de que hacer la pelota al alcalde es una buena idea.

Por otro lado, hay que recordar los intentos por parte de la Asamblea de Gamonal de reconstruir colectivamente este espacio abandonado y degenerado.Varias decenas de vecinos y vecinas, tanto de la plaza como de otras zonas del barrio, se esmeraron en plantar jardineras, incluso un roble. También pintaron los bancos y las barras que protegían a los árboles, que llevaban años abandonadas tras el derribo del mercado. Animaron a las gentes de la plaza a realizar propuestas, a autoconstruir entre todas ellas este lugar y hacerlo suyo. Además, se realizaron muchas actividades de otra índole en la plaza: la hoguera de San Juan, juegos para niños y niñas (y también personas más mayores), exposiciones de fotos, intercambio de libros, comidas populares, asambleas, debates… También se llamó la atención sobre la progresiva degeneración del «firme» de la plaza, hecho de gravilla, y que constituía un aparcamiento improvisado que saturaba de tráfico la zona e impedía disfrutar del espacio público.

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Todo esto debió molestar mucho tanto al ayuntamiento como a quienes dirigían la asociación, ya que las actividades desarrolladas evidenciaban su pasividad, su incapacidad y desinterés para reunir a nadie, ni mucho menos para preocuparse por los problemas urbanísticos de la plaza y pedir la opinión a las personas que viven en ella. Se podía ver a algunos de sus miembros despotricando cuando la gente trabajaba desinteresadamente por remodelar la plaza, incluso haciendo aspavientos.

Este asunto también es sangrante porque no podemos olvidar cómo, tras la furibunda movilización popular contra el parking de Eladio Perlado, esta asociación invitó a Ángel Ibáñez, tan cuestionado en nuestro barrio, a  las fiestas de San Bruno, e incluso a dar una charla. Le arroparon incondicionalmente. A cambio de estas actitudes, y seguramente de otras motivaciones que no trascendieron, el Ayuntamiento decidió ceder el antiguo local de Caja Burgos a esta asociación. Permanece cerrado prácticamente siempre, incluso en el horario en que supuestamente atiende a los vecinos y vecinas. Incluso se oye que lo utilizan para reuniones y celebraciones particulares.

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Y ¿cuál ha sido el proceso para realizar la reforma de la plaza? Podemos resumirlo en varias etapas.

– Demolición del antiguo mercado. Posteriormente, se enterraron los escombros en la propia plaza y se cubrió con gravilla. Permaneció así durante cuatro años, en los que, como decimos, fue utilizándose cada vez más como aparcamiento improvisado, especialmente cuando la calle Vitoria quedó intransitable por el fallido proyecto del bulevar. El ayuntamiento también barajaba construir otro parking subterráneo, e incluso la constructora Arranz Acinas lanzó la propuesta de construir más viviendas en una zona absolutamente saturada, pero finalmente ambos proyectos quedaron en el olvido. Eso sí, el PGOU seguía recogiendo la construcción de un parking, al menos hasta hace bien poco.

– Intervenciones de la Asamblea de Gamonal. Tras unas semanas en las que el Ayuntamiento llegó a ordenar que se identificara a quienes participaban en ellas (eso sí, de forma discreta, cuando algunos jóvenes se apartaban del resto), el Ayuntamiento decide perseguir el uso «ilegal» de la plaza como aparcamiento y comienzan las multas.

– Contacto del alcalde con la asociación de vecinos y algunos afiliados al Partido Popular de la plaza para sondear su opinión sobre la reforma de la plaza. Parece que le indican que sería bien recibida, pero que es mejor no montar un debate o reunir a los vecinos y vecinas para evitar que la Asamblea de Gamonal, o bien cualquier persona opuesta al equipo de gobierno, pueda intervenir. Solamente se reúne a algunos presidentes de comunidad, aunque algunas personas consiguen informarse.

– Inicio de las obras a menos de dos meses de las elecciones municipales. Finalizan a una semana de las mismas. Progresivamente se va viendo cómo las obras eliminan unas 30 plazas de aparcamiento, incluyendo tanto las «normalizadas» como las que se aprovechaban tradicionalmente en doble fila. El diseño del interior del «parque» es opinable, por supuesto, pero no recoge ninguna aportación de los vecinos y vecinas, más allá de las opiniones y deseos de quienes dirigen la asociación. Esto exaspera a bastantes vecinos, que hacen llegar sus quejas de diversas maneras a la asociación. Una persona, por ejemplo, colocó esta carta abierta, muy elocuente, en varios portales.

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Sobre la eliminación de los aparcamientos, habrá quien diga, con buena parte de razón, que era momento de reducir el tráfico en la plaza. Pero si vemos esta reforma en conjunto, observamos que el ayuntamiento está eliminando plazas públicas y gratuitas de aparcamiento en numerosos lugares del barrio. Su objetivo bien podría ser conseguir que, finalmente, fuéramos los propios vecinos y vecinas los que acabáramos solicitando un parking privado, ya que de alguna manera tendríamos que aparcar. Obviamente se trata de un debate mucho más complicado y en el que entrarían también factores relacionados con la calidad de vida y el impacto medioambiental pero, ¿alguien se cree que Javier Lacalle y quien mueve sus hilos tienen esas preocupaciones? ¿No será más bien que en vez de considerar como fallidos y olvidados los proyectos especulativos de aparcamientos privados, los intentan retomar en un futuro cercano?.

En cualquier caso, esta obra, como tantas otras, es una muestra más de electoralismo, de ordeno y mando, de obviar la participación popular en el diseño y construcción de la plaza. La reforma podría, y debería, haberse realizado hace años, en lugar de permitir que el espacio se fuera deteriorando. Los propios vecinos y vecinas podrían haberla diseñado. E incluso podrían haberla autoconstruido, teniendo en cuenta los procesos autónomos que se han dado en el barrio y la gran cantidad de personas en paro que provienen del sector de la construcción.

Pero nada de esto ha sido posible. El autoritarismo y el amiguismo han vuelto a triunfar. Con la colaboración ineludible de un grupo de vecinos y vecinas que siempre se han mostrado dispuestas a encamarse con el ayuntamiento. Y es que la corrupción es un cáncer; si no se lucha contra ella, lo invade todo. Incluso a las personas, aunque sean humildes. Y destruye su dignidad.